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Martes con mi viejo profesor

El pasado sábado 25 de marzo, el club de lectura de Treviana se volvió a juntar para diseccionar su decimoquinta lectura:


"Martes con mi viejo profesor" de Mitch Albom.


Y de alguna manera todos salimos conmovidos con la historia de un viejo profesor al que le diagnostican la enfermedad Esclerosis lateral Amiotrófica, es decir, la temida ELA.

Una enfermedad con nulas probabilidades de cura.

Quien más o quien menos tuvo en cuenta, al inmiscuirse en las páginas de la novela, la experiencia de dos trevianenses que la sufrieron. Hace bien poco falleció Ricardo Miralles, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco y fundador del Centro de Interpretación del Románico de Treviana que aúna casi tres decenas de monumentos románicos en diferentes municipios de Rioja Alta.


Con la excusa de esta entrada aprovecho para señalar que Ricardo fue mi profesor de historia cuando cursaba mis estudios de sociología. Recuerdo, hace ya un tiempo, encontrarnos en uno de los caminos de los arrabales de Treviana y sorprendernos por esa insólita casualidad, tras varios años de mi licenciatura. Me sorprendió gratamente el que me reconociera como alumno suyo debido a que en aquella época era muy sencillo que casi una centena de alumnos acudiese a sus clases. Luego supimos de su diagnóstico, pero también de su entereza por dar una firme base al Centro de Interpretación hasta sus últimos días. Una lección de lucha de la que todos deberíamos aprender. Ni que decir tiene que esta decimoquinta lectura me tocó la fibra debido al tema tratado.

En cuanto al segundo caso, que precede al de Ricardo, tiene que ver con Pepe, un miembro activo del club. De todos es sabido que su hijo también fue diagnosticado de ELA. Y en ese encuentro, colmado de emotividad, nos trasladó su experiencia blandiendo una entereza sobrecogedora y, de alguna forma, nos quedamos con la sensación de haberla sentido en nuestras propias carnes -salvando las distancias-, instaurándose su relato, como una lección de vida. A fin de cuentas todos vamos al mismo lugar, sólo que algunos se nos van adelantando.


La historia de Morrie, protagonista del relato y profesor diagnosticado de ELA, con su alumno Mitch, resulta afable, entrañable, con toques de autoayuda, positiva y en definitiva, se conforma como un empujón para tomar consciencia del valor que supone tomar actitudes positivas ante las circunstancias.

Un libro recomendable y de ágil narrativa. Un relato que se suma a una lista de fabulosas lecturas que ofrece mayor firmeza a este club que va gozando de muy buena salud. "Disfrutémosla ahora que podemos, que cuando muramos, lo vamos a hacer para siempre" -Se dijo, entre risas, en una de las conversaciones-

Tras el encuentro, regado con vino de la tierra, moscatel, y diversos tentempiés provenientes de los que cumplieron años en el mes de marzo, se afianzó la siguiente lectura: "Tristana" de Benito Pérez Galdós. Un relato radicalmente diferente del cual brotarán, esto nos lo dice la experiencia, las más dispares apreciaciones y puntos de vista.

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